domingo, noviembre 27, 2011
sábado, noviembre 19, 2011
martes, noviembre 15, 2011
Corre 1953, Robert Rauschenberg se replantea el acto de dibujar. ¿Qué otras formas de dibujar existen? ¿Qué tal si dibujar consistiera no sólo en dejar marcas que se ven, sino en borrar marcas para que se fantasmalizen? ¿En lidiar con la incertidumbre no de qué imagen aparecerá, sino sobre qué suceso tendrá lugar cuando esa imagen desaparezca, menos por un acto de destrucción, que como forma de celebración?
Lo que ocurrió a continuación es objeto de este video, pero sepan que la leyenda cuenta que el buen Bob terminó (o empezó) por borrar una obra de Wilhem De Kooning. Lo inspirador es que el gran expresionista holandés afincado en EE.UU. decidió no hacérsela fácil: "Me demoré como un mes en borrarlo", cuenta Rauschenberg. Y hasta Jasper Johns, quien felizmente vivía en el piso de arriba tuvo algo que ver.
(Imagen: De Kooning borrado por Rauschenberg)
Del crear como descrear