El submarino chileno
O'Brien, (pasado a retiro) amaneció en la ciudad fluvial de Valdivia con el graffitti:
Puto emblema falocéntrico. Muerte al patriarcado. A. Pese a ser una nación que impulsa firmemente la expresión emprendedora individual en los negocios y la vida, nadie creyó que la "A" correspondiera a una Alicia, Andrea, Antonia, Arly, Amelia o Ágata. Que fuese la expresión plena de odio de alguna chica que no hubiera superado la freudiana "envidia del pene". Los blogs de los medios escritos se llenaron, por el contrario, de quejas airadas contra el grupo más anticolectivista (valga la contradición): los
Anarquistas, pidiendo mano dura y lamentando la general decadencia de la autoridad en "la fértil provincia" celebrada por el poeta y propagandista imperial, Alonso de
Ercilla y Zúñiga. Alguno, incluso, llegó al viejo tañido mortuorio pro
ethnic cleansing: "Es la raza la mala".
Blojeans, por su parte, advierte que esto podría ser el comienzo de una campaña con lecturas similares apareciendo en los vagones del metro (ferrocaril subterráneo, situación "falocéntrica" si las hay), en los atados de las bananas (platanos chilensis) y hasta en los maníes (si hay anarquistas amigas del sarcasmo). No deja de ser una lástima que los anarquistas chilenos, al menos algunos de sus grupos aficionados a quemar libros, prefieran la actitud indicativa primaria: "Esto es un falo", "Esto es un patriarca" "¡¡Puerta mala, mala, mala, mala!!, antes que la actitud transformadora secundaria y superadora:
Banksy.
Banksy. Urgente. Se busca