me dió un pedazo de chocolate con crocante, medio derretido pero tan delicioso que me quitó el habla, y un indio me regaló un gran colmillo de jaguar para usar como amuleto alrededor del cuello. Filmamos con
y el joven indígena que en la película se llama McNamara, y los dos lo hicieron tan bien que hubo aplausos del equipo. Durante la escena,
Mick fue mordido en el hombro por un mono y despué se rió tan atronadoramente que sonaba como un burro rebuznando. Siempre que hay una pausa me distrae con charlas inteligentes sobre dialectos ingleses y la evolución del idioma desde el medioevo tardío".
El texto es
Werner Herzog y el hombre que conversa (en Camisea, pleno Amazonas peruano) sobre dialectos de anglos, sajones y normandos es –ya vieron las fotos– Mick Jagger, el máster rollinga stongo, quien era parte del primer grupo de actores seleccionados para poner el cuerpo en Fitzcarraldo (1979-81). Vueltas de la vida, el papel de Fitzcarraldo mismo estaba en manos de
Jason Robards, quien no pudo soportar la selva y se mancó de vuelta para los USA. Por un momento Herzog conversó con Jagger para que asumiera el papel principal, pero le showbiz se opuso: Mick prefirió cumplir con una gira y Klaus Kinski salió del infierno para hacerse con el papel.
La historia está en Conquista de lo inútil, publicación de los cuadernos de notas de Herzog en el año en que se filmó la peli. Es un texto poderoso. Conmueve. En una clásica muestra de cómo acciones excelentes, admirables (la traducción y edición del libro por parte de la editorial Entropía) se empañan por agachadas de patetismo bobo. El texto lleva en su portada el agregado "(Diario de filmación de Fitzcarraldo)" en letras tan grandes como las del título, cuando en el prefacio, página 9, el mismo Herzog sentencia: "Estos textos no son un informe de filmación, apenas si se la menciona, y diarios son sólo en el sentido más amplio: son otra cosa..."
O sea: Sr. Titulero de Entropía, lea el libro. O, si lo leyó, no es difícil darse cuenta que se las da de vivillo-banana y apuesta a que, con tal aclaración, lo compren las bandadas de langostas comeguiones-caga imágenes de las escuelas de cine. Y, claro, como en el libro SÍ se habla bastante de incidencias de la filmación, como no enmendarle la plana al autor. Total, Herzog sabrá de filmar, pero Ud. sí sabe lo que es un diario. Por ello, si reedita las memorias de San Agustín le sugiero poner entre paréntesis (Diario de un ex pagano que relata en detalle sus muchas y emocionantes perversiones).
Aclarado el punto, repito: conmueve.
Werner lleva a Mick a la selva