Se puede especular que el filósofo Ludwig Wittgenstein habría abierto levemente los ojos al cruzarse -de visita en Buenos Aires- con los carteles que Soledad Stagnaro pega por la ciudad, "dibugramas" (a los cuales define como "un soporte lúdico basado en interpretaciones semánticas de palabras integradas en una imagen" en su sitio
http://www.dibugramas.com) que resaltan lo que todos sabemos: que las palabras dan para mucho. Seguramente a Wittgenstein lo que le habría soprendido no es esto, sino que alguien necesitase enfatizar el punto de manera tan personal como semi industrial. Así, lo de Soledad puede ser excéntrica flor de un día, pero quizás marque una tendencia interesante: ¿quién dice que sólo las empresas y el estado pueden apropiarse del espacio público para decirnos cosas que ya sabemos (como que tal líquido quita la sed) con una intención que también ya sabemos (lucrar con nuestra sed)? Salud, entonces, si es pionera. Y, claro, gracias por recordarnos que hay un viaje a-Marte que siempre añoramos volver a hacer.