sábado, octubre 31, 2009

Como "buen duro", James Coburn sabe que la pinta NO es lo de menos y por eso pone una hoja sobre el balcón neoyorquino para no ensuciarse los "vaqueros" blancos de algodon (mocasines sin medias, nótese), muy a tono para un paseo por los Hamptons o Martha's Vineyard. O para el juego de "el artista como flaneur que sabe de que va la cosa con esos condenados postmacartistas en la Casa Blanca, pero hace que una mueca parezca sonrisa". Sin embargo, olvidemos a Coburn y miremos a la derecha: ¿ese fotógrafo con aspecto de forensic attachè del FBI es Duane Michals? Probablemente, saberlo no importa: la imagen total sí lo es.

Fotógrafo hoy activo, aunque fuera del mainstream, Duane no opera registrando instantaneidades que fijen la mirada en el bazar de la experiencia humana, ni recabando evidencia física como síntoma de los intersticios curiosos/secretos/siniestros/banales/tristes de la cotidianeidad, tampoco celebra y se solaza en los que "es" recargándolo y menos apunta a los múltiples caminos monásticos como cartas en la baraja de la abstracción. ¿A qué se dedica, entonces?

En busca de sacar del trabajo de Michals algo más que el placer y humor que rezuma de la mayoría de él, se viene a la cabeza la expresión "un Poe tierno". O, al menos, un Poe en que la ternura es tan vigorosa como la violencia. De hecho, puede pensarse a la ternura y a la violencia como doppelgangers una de la otra: dobles que se cruzan sólo en sus sueños.

Puestos a mirar sus imágenes y detectar en ellas alguna genealogía de superficie hay en su realización/presentación elementos que evocan a Brassai, Man Ray, Magritte, Hooper ¿Gilbert and George? Y lo que, ahora, a algunos, aburre: la narración. Como si fuera uno de esos tíos talentosos de los que se tiene verguenza porque en sus pantalones muestran pequeñas marcas de pis o esas abuelas de mente aguda que inquietan al usar un maquillaje que atrasa treinta años,
a Michals se le enrostra el engrillar a la fotografía al texto (reductor - enfocador de sentido) o al relato.

Pensemos en un topo recorriendo los túneles de su mundo con un aparato que graba fracciones de segundos sonoros con su "máquina oidográfica" criticado por limitar el arte de oidografía, al encadenar habitualmente seis de esos clicks de ruido en una "narración"; señalado como alguien que no entiende la necesidad de impulsar la autonomía expresiva del shot sonoro como momento único. Michals es ese topo valiente que no teme usar las herramientas de la cortapluma suiza con la N de narración en su costado para explorar diversas cualidades de lo humano, cualidades que flotan y se realizan en ese mar de granos inasibles que llamamos tiempo. Granos que podemos sentir, ya que no ver, en los bordes, las estrías, del fuelle chillón de sus series de seis disparos. Disparos que nos dejan bienheridos:







Elogio del bienheridor

lunes, octubre 26, 2009

El hombre que (no) regresó del mundo de la animación nos envía esta delikatessen de angustia (as usual, como suele ser su arte), creada por su mano diestra a punta de clics and bits, y tiene la amabilidad de musicalizarla con Shostakovich: Gracias Hugo Robles. ¿O debería decir "Gracias Sr. Fliptoon"?

Un flip y hace crack


¿Por qué vemos lo que vemos y no otras cosas? O, puesto de otro modo, ¿por qué –a veces– las personas vemos lo que otros no ven o lo que no está ahí en absoluto? Grande amigo Gato Macedo no envía este relato de Oliver Sacks, en el cual (hablando de un tipo singular de alucinaciones, que no suponen ni locura ni deterioro de la personalidad) el neurólogo más entretenido y compasivo que conocemos nos cuenta el mecanismo por medio del cual opera algo que los poetas y los psicoanalistas ya sabían: que editamos lo visto en una cadena de montaje tan veloz como inconciente. La realidad (o las realidades) está ahí, fuera del paso fronterizo de nuestra piel, pero es bastante más amplia de lo que sospechamos y...necesitamos.

(Dato: Activando el mando "ver subtítulos" es posible que éstos aparezcan en inglés o castellano)

Ver es cegar y cegar, ver.

jueves, octubre 22, 2009

Caústico, crítico, avispónico, swiftiano, Matt Bors es una de las manos que ha renovado el humor político-gráfico en los EE.UU. en los últimos años. Como suele ocurrir –excepto en los estados no totalitarios, Myanmmar, Arabia Saudita, Yemen, China y otros países "felices"– si los tiempos son malos y las elites manipuladoras y/o corruptas, éste florece. Con "America" y los "americanos" (así, sin acento) Matt se hace un festín... lo que –nobleza obliga– habla bien de ambos.

Arriba, Polansky preso como analogía de lo que Obama no se atreve/no puede/no quiere hacer.

Luego (arriba otra vez) el espinudo problema de la adoración a Dios si resulta no que sea "Diosa", si no un ser sin género. O cómo (abajo) se puede actuar como talibanes... combatiendo a los talibanes.
Para el final una joyita de sutileza y cachetada a la vez: EE.UU. como un país de ciudadanos más preocupado por los cambios en la tipografía de un catálogo de venta por correspondencia que por agencias e instituciones estatales que, ejem,...torturan...

Un Matt never Bor(ed)s
Blojeans va a expo y se encuentra con boceto preparatorio de Aquiles llorando la muerte de Patroclo de Cy Twombly. Es pequeñito. El papel amarillea (probablemente es de 1961-2), pero pulsa. Un pequeño ser. Se impone autorretratarse dibujándolo en el reflejo de y con él.

Abajo, dos imagenes del cuadro final que se encuentra en el Centro Pompidou en París.


Autorretrato como reflejo en boceto de Achilles Mourning the Death of Patroclus de Cy Twombly

domingo, octubre 18, 2009


Alicia: (Nom. sing.). Forma latina de Adelheidis, nombre proveniente del lenguaje Alto Alemán Antiguo.

Alicia: (Nombre propio). Banda de sonido acústico folklórico de Buenos Aires Capital. Usa tres cuerdas (tres guitarras, o dos guitarras y un charango) y dos voces. Deleitable.

Blojeans, en plan recomendatorio, anuncia que Alicia tocará en próximo viernes y que allí estará como segunda voz, Cecilia Martínez (arriba), fotógrafa celebrada en altri tempi posts y musicóloga medianamente secreta. En segundo término, aparecerá Gray, electro pop performático, gimnástico, inténsico. A ir, entonces.

A ir o a ir

sábado, octubre 17, 2009

La gráfica de las cubiertas de libros de la modernidad tienen una característica: Primero rompen con el pasado, luego envejecen y, de pronto, vuelven a ser jóvenes, muy (por momentos, mucho más que las contemporáneas). ¿Será porque la pasión, la convicción, se diría, con que estaban hechas les otorga un aura que las realizadas "a remo de chorizo", grueso en los tiempos presentes, no posee?

Ésta (arriba), correspondiente a la primera edición de La Invención de Morel de Adolfo Bioy Casares, es tan viva. Le sacaría la rosa de los vientos aquella (o la haría más módica). Gran trabajo de Norah Borges (hermana de Jorge Luis) a la que se deja demasiado de lado.

Si pestañeas, el (buen) futuro vuelve

jueves, octubre 15, 2009

¡¡Que bueno ser contemporáneos de David!!

Si miran el slide show adjunto (abajo), en el cual explica sus trabajos más recientes, se pasa de la admiración al agradecimiento: qué imágenes poderosas y, lo más importante, mucho más vivas y ricas que casi todas las cosas que vemos en la TV y la publicidad ¡¡Y es presente y no nostálgica de técnicas ni mundo idos!!

http://www.nytimes.com/interactive/2009/10/18/arts/design/20091018-hockney-audioss/index.html

(Imagen fotográfica de arriba, Jean Pierre Goncalves de Lima).

Sí, es ÉL (el gran artista amable de la modernidad)

lunes, octubre 12, 2009

Un día como hoy, hace 30 años justos, se publicaba Guía para hacer dedo en la Galaxia
(The Hitchhiker's Guide to the Galaxy). El mundo no volvería a ser el mismo luego que, en su página dos o tres –precisamente en el mismo momento en que alguien encontraba el sentido real y profundo de la vida– el planeta Tierra era destruído, una muy maldita casualidad, por una civilización que estaba construyendo una autopista del hiperespacio. Don't Panic, al menos un ser humano se salvaba y Douglas Adams (autor del asunto) enfrentaba el desafío de escribir una de las novelas más cómicas de la literatura anglosajona del siglo XX, sin planeta ni humanidad alguna que le hiciera pata.

Guía para... era en realidad un spin off del programa de radio delirante que Adams hacía para BBC Radio. Y se convirtió en una saga amada por miles y miles que completó cinco libros. El corazón de todo, aparte del siempre perplejo Arthur Dent y Marvin, the Paranoid Android –el primer robot de la historia sumido en la melancolía profunda. Al modo del South American Handbook que muchos, incluído Blojeans, consultaron (y consultan) para vagabundear por el sur-continente, la guía era un tomo, pero en versión PC de mano, tableta densa o iPod híperdesarrollado, una wikipedia infernal llena de sabiduría...glitches, bugs, contradicciones y bla, bla enquilombante: es decir, como la vida misma.

En homenaje a Adams, que murió trágicamente en 2001 (mientras varios villanos que se dedican a amargar a media humanidad amenazan con llegar a centenarios), se acaba de publicar el sexto libro de la saga (And another thing):

http://www.guardian.co.uk/books/2009/oct/11/hitchhikers-guide-galaxy-eoin-colfer

Y, era que no, la instrucción básica de la serie sigue en pie: Don't panic! (en alguna parte está la solución, pero, mierda! ¡¿dóndeee!? ahhhhhhhhhh...)

Para brindar, levantemos las copas con un Pan Galactic Gargle Blaster #5,
Manual de Autoayuda Galáctica, bis (después de ver como tu planeta it's over, nene)

domingo, octubre 11, 2009

Corren los últimos años 20. Un joven de 16 vaga por Moscú. Ochenta años después, escáneres tridimensionales salvan miles de vidas y evitan incontables experiencias de angustia y sufrimiento. Aunque parezca imposible, ese chico de los alrededores de Odessa –que nunca terminó el secundario y aquella mañana decide anotarse en un seminario de matemáticas– será una pieza esencial en ello. Una "pieza" que cruzará el suicidio de la revolución rusa, las purgas stalinistas, la invasión nazi, la persecusión antijudía, las desgracias familiares y tantas peripecias más, hasta llegar a este siglo XXI. Sano y salvo. Pero ahora ha muerto. A los 96 años, Israel M. Gelfand, uno de los genios de las matemáticas más importantes (y desconocidos) de la Historia ya no está más: nos ha dejado un mundo mejor y las ganas de seguir haciendo.

(...) "Dr. Gelfand, who often said, “You have to be fast only to catch fleas,” sought to teach not only the rules of math, but also the beauty and exactness of the field.

Mathematics is a way of thinking in everyday life,” Dr. Gelfand said in a 2003 interview with The New York Times. “It is important not to separate mathematics from life. You can explain fractions even to heavy drinkers. If you ask them, ‘Which is larger, 2/3 or 3/5?’ it is likely they will not know. But if you ask, ‘Which is better, two bottles of vodka for three people, or three bottles of vodka for five people?’ they will answer you immediately. They will say two for three, of course.”

http://www.nytimes.com/2009/10/08/science/08gelfand.html?_r=1&ref=obituaries

El hombre al que no le importaba no capturar pulgas como el rayo

lunes, octubre 05, 2009

(...) Escuché una gran historia hace poco, me encanta contarla, sobre una niña en una clase de dibujo. Ella tenía 6 años y estaba en la parte de atrás, dibujando, y la profesora contó que esta niña casi nunca prestaba atención, pero en esta clase de dibujo sí. La profesora estaba fascinada y se acercó a ella y le preguntó: "¿Qué estás dibujando?", y la niña dijo, "Estoy dibujando a Dios". Y la profesora dijo, "Pero nadie sabe cómo es Dios". Y la niña dijo, "Lo van a saber en un minuto".(...).

Ken Robinson, un experto en educación, contó la anécdota en su presentación en TED (http://www.ted.com/ ), para destacar el hecho de los niños se arriesgan: "Si no saben, prueban...si no estás abierto a equivocarte. nunca se te va a ocurrir algo original". Pero Blojeans lo trae aquí para celebrar la pasión serena, si cabe tal absurdo, con que aprendemos a dibujar, y porque, el fin de semana pasado, se quedó con cara de guauu al ver la solución que el gran Robert Crumb encontró al desafío de dibujar, no sólo un ángel, sino el querubín teyible al que el creador le encargó que le dijera "su ruta" a Adán y Eva (arriba).

Hay algo intuitivo, vital, en dibujar a los mensajeros divinos (agelos) como vórtices giratorios y dejar las alas (invento relativamente reciente, en las Biblias vuelan las plumas, pero no hay plumas adosadas a los seres perfectos) para el relleno de almohadas ecológicas.

La nota en cuestión en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-5610-2009-10-08.html

Lo van a saber en un minuto...