Fue R.B. Kitaj, un veinteañero corto, quien aconsejó a David Hockney que dejara de hacerse problemas, por no encontrarle nada de gracia al imitar al expresionismo abstracto con el cual se fascinaban (e imitaban) todos sus compañeros de primer año de arte, y que se fuera a lo suyo: la figuración. A la luz de los resultados, no fue un mal consejo en absoluto.
(Imagen, Lucian Freud leyendo por R.B. Kitaj)
Kitaj
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