miércoles, marzo 05, 2008


Esto, Cigarette Necklace (2003) de Francis Upritchard me sorprendió. ¿El arte contemporáneo se define porque busca sorprender? Los (presuntos) antropólogos extraterrestres que curaron la exposición Martian Museum of Terrestrial Art, que se inaugura hoy (bue, casi) en la Barbican Art Gallery de Londres probablmente se hicieron preguntas parecidas. ¿Por qué nos interesa lo no visto, lo no sentido, o -mejor dicho- lo sentido que desarregla la manera de sentir?

Pero si un marciano mirara el Autorretrato como Kurt Cobain, Andy Warhol, Myra Hindley, Marilyn Monroe (1996) de Douglas Gordon ¿se vería sacudido? Retomando una vieja discusión entre Tzvetan Todorov y Anthony Burguess, este último diría probablemente que los seres del Planeta Rojo encontrarían más intrigante la diferencia entre el pelo-peluca y el pelo de la baraba crecida, que las referencias a todas esas otras persona que no conocen.

O sea arte es también con texto (y on texto). Así, la Universal Futurological Question Mark, UFO (1978), de Julius Koller es impensable sin la grafía de los lenguajes occidentales.
Finalmente, ETs comprenderían -revisando las 150 obras reunidas- que este momento del arte es personalización extrema (a veces sensible, a veces no). Como lo grita Bruce Nauman en
My Name as Though It Were Written on the Surface of the Moon (1968).

Más sobre "si me imagino que soy un marciano qué pensaría del arte contemporáneo" en:

Marte Arte

4 Comentarios:

Blogger nico un cachilo dijo...

soy un marciano y no me entere?

8:17 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

-i love you
-i love you, you

-i love you
-i love you, you

5:44 p. m.  
Blogger R101 dijo...

¿QUÉ SE AMA CUANDO SE AMA?

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: ¿amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.

5:12 p. m.  
Blogger R101 dijo...

Oh. deseareía que fuera mío, pero es de un gigante llamado Gonzalo Rojas, sí grande poeta ante el que Blojeans se inclina

http://amediavoz.com/rojasG.htm

5:13 p. m.  

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