lunes, octubre 29, 2007

Un día, Max Brodie, con 18, tomó su polaroid SX-70 y desde su Pensacola natal se convirtió en un vagabundo de las líneas férreas yanquis.

De aventureros, locos, melancólicos, abandonados, hizo amigos.

Cartografió el mundo de aquellos cuyo mundo es margen. Ahora (con 22), la polaroid

discontinuó la película que usaba. El, con una Nikon F3, sigue retratando, recorriendo, mostrando esos lugares, esas mentes, esas posibilidades que hablan de la vastedad del desperdicio, de las pérdidas de lo humano que, la sociedad estadounidense (y todavía más las latinas) se permiten, alegremente, como si tanta destrucción y dolor fuera "natural".

Más info del conmovedor y vigoroso trabajo de Brodie en:

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