miércoles, junio 30, 2010

Sólo su cráneo medía tres metros. Cada diente, 36 centímetros: toda una pesadilla. Y, en honor a ella, los científicos la bautizaron como Leviathan melvillei, homenaje –además– a Herman Melville, el más "ballenólogo" de los novelistas y el más novelista de los marineros que alguna vez cazaron ballenas. Descubierta en 2008, en Perú, fosilizada por suerte; ayer se a presentó en sociedad con la publicación en Nature de lo que sabemos de su vida y milagros. Más imágenes acá.

De la materia que están hechos los sueños (feos)

miércoles, junio 16, 2010

Jornadas de Mundial. Oculta por la de hoy se celebró Bloomsday en Dublín, homenaje al Nº 10 y goleador literario del siglo XX, James Joyce. Se llama así por el nombre de su héroe, Leopold Bloom. Consiste en una lectura en vivo que dura lo que dura su Ulises y se va trasladando por toda la ciudad. Pero, más allá del homenajes y a) el regreso a la victoria de Chile en una Copa del Mundo, luego de 48 años, más b) el primer triunfo de los suizos frente a los españoles jamás visto, el día de hoy destaca por la resolución de un misterio de larga data: ¿cómo y por qué murió Caravaggio? Como suele ocurrir –pese a las paranoias X-file o fringenianas–, el peligro está... dentro.

¡¡Olé, olé!! ¡¡James Joyce, James Joyce!!

domingo, junio 13, 2010

Alice im Wunderland (arriba). El viernes comenzó el Campeonato Mundial de Fútbol. En 1971 Sigmar Polke utilizó un fondo de "fulbito", más unas imágenes derivadas de las ilustraciones de John Tenniel para las primeras ediciones de Alicia en el País de la Maravillas y el retrato fantasmal de un voleibolista como elementos de esta pintura poderosa.

Desde que el marketing y la publicidad han convertido la apelación constante a "la maravilla" en un as barato (como un pequeño demonio que no tiene verguenza, porque resulta simpático, en prevenirnos abiertamente que su fin es, si no la estafa, el ofrecernos una alucinación modesta a buen precio), la palabra y la experiencia se han infantilizado.

Ahora, si bien es cierto que la niñez es el hogar del sentimiento de lo maravilloso (porque también es el reducto inexpugnable de la pasión que no siente verguenza de su desmesura), nada nos obliga a rechazar su visita en la vida adulta. Y si el fútbol, como un buen burro, no se derrumba con la sobrecarga tirana de querer convertirlo en un "espectáculo", es porque está provisto de las muletas felices que nuestros ojos le prestan con la esperanza de entrever una (o varias) de estas apariciones de la maravilla.

Esta donación de esperanza que espera recibir un repago multiplicado se encuentra también en ese otro juego serio (y negocio lucrativo real sobre lo imposible): el arte. Gran fortuna (y quien sabe si no pequeña desgracia), no hemos creado un Campeonato Mundial de Arte en que selecciones nacionales de artistas exciten y deleiten a las masas con sus habilidades, azares y trampas.

Si tal campeonato existiera, tendríamos algunas sorpresas. Una de ellas, el descubrir nuestra ignorancia casi total del juego y la potencia de una selección alemana que ha estado alejada por medio siglo de la notoriedad de los fuegos artificiales british (YBA y siguen firmas), de las escuelas (y guerras civiles) de Nueva York y la Bay Area, de la emergencia china y hasta de la más que honrosa pechugada mexicana. Pero Georges Baselitz, Anselm Kiefer, Gerhard Richter, Martin Kippenberger, Jonathan Meese, Rosemarie Trockel y Khatarina Fritsch, entre otros, han estado creando –en muchos partidos de más de 90 minutos– jugadas en busca de la maravilla. Como lo hizo Sigmar Polke, quien murió hace tres días.

(Arriba, una de sus útima obras).






(Imágenes, obras de Polke)

Elogio del Wunderland Art

martes, junio 08, 2010


¿Se puede convertir una Máquina Rube-Goldberg en una canción o una canción en una máquina R-G? Tras meses de trabajo, 85 intentos en tiempo real, la destrucción de dos pianos verticales y diez televisores, los miembros de la banda OK Go y sus amigo ingenieros tienen la respuesta: "Sí". El video que lo prueba está arriba (posee el agregado sorprendente de estar, además, filmado en una sola toma sin cortes y de que la máquina toca activa el tema y toca la melodía por sí misma en un momento).

Si quieren ver el vídeo de la canción sola adelanten al minuto seis y algo.

Sí, messy, pero tan grande como la vida

viernes, junio 04, 2010

Este video de Matt Brown, para el tema Doppelganger (2004) de la banda danesa Efterklang, es notable: produce extrañamiento e intensidad sin ningún otro efecto que la edición y los colores alterados del video de alta definición. Lo hace mediante el efecto narrativo de superposición de opuestos que Malcom Lowrry usaba con tanta maestría y con el alargamiento del tiempo de percepción (algo que se usa en un sentido más complejo, pero con un efecto de crudeza en la segunda parte de Elogio del Amor de Goddard). Verlo hace cosas.

La mar estaba serena, pero...

martes, junio 01, 2010

Si bien en algún momento podía ser intimidante y provocadora (casi con certeza la "amenaza" de un artista es el único tipo de amenaza que puede ser el picaporte, la manija, a girar para que la puerta de lo posible o de lo sentido se abra genuinamente un poco más), tenía el pié bien asentado en el éxito de haber convertido su "genio" en combustible para la creación: es decir, para aquello que es espectáculo o por defecto o por incomprensión o como destilado involuntario.

La pija bajo su brazo derecho –¡con esa mirada y esa sonrisa!– en el retrato que le hizo Robert Mapplethorpe y sus arañas gigantes fueron parte de esa "espectacularidad" con que muchos la conocieron. Pero lo suyo era otra cosa: "Lo mío es el negocio del dolor", dijo.

(“The subject of pain is the business I am in (...) To give meaning and shape to frustration and suffering (...) The existence of pain cannot be denied. I propose no remedies or excuses.”).

Dado que el negocio de los que hacen negocios con el arte en la sociedad actual suele preferir asuntos menos ambiguos, inciertos y poderosos que el dolor y la frustración, nos olvidamos que el arte, es también el arte de hacer algo con las congojas que nos llegan. Reparar, refundir, purgar en sí mismo. Con su acción incesante, con su furia, con su drenaje animoso del dique del sufrimiento, Louise Bourgeois hizo algo invaluable para cualquier "mercado" del arte, fertilizó e hizo del mundo un lugar más habitable para todos aquellos que tenemos la posibilidad de ejercer esa labor diaria tan estimulante como peligrosa, entusiasta y desoladora: tejer y destejer con los otros nuestra propia versión de eso necesariamente fallido, ser humano.













Louise Bourgeois (1912-2010)