![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTURHvwDVJCrlmdRiIVhHnctaCVaoAGc5qmkvxGf-eRjFmR4hB9bqlobMi0bYUfthol1g5TeTtoUILOcav9QRNsTGeiYYk5TbiiWNsHhms7d_vIkcdmwu25JjZDtNzVx72LGfoNw/s320/Pearlblossom+Way.jpg)
Pearlblossom Highway (David Hockney) es un ejemplo potente de cómo toda imagen (mirada y sabida) es la suma de varias miradas, de varios ojos, de varios "barridos" de pantalla internos. Que miramos y otras miradas miran a través de nosotros. Que conversamos con nosotros mismos y que -incluso- siempre está allí el pequeño (y no tan) partido fascista de la mente, que quisiera alisar todo, borrar las interferencias, ponerlo en blanco y negro, aunque el mundo siga con su marcha siempre de demasiados colores.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal