Sí, al poner esta imagen tan amplia el diseño del blog se desborda, como esas tazas de té con leche infantiles que, sismógrafos de la torpeza ante esa verdadera maqueta de campo de batalla propuestas por tías varias a las cinco de la tarde, de pronto repicaban su contenido contra manteles blancos, de hilo, desenterrados de otras eras para la ocasión. Pero vale la pena mirarla a esta escala. Es extraordinaria. Fue tomada por Samuel Silva en Santiago de Chile, hace pocas horas.
Abajo el mundo humano con su malla de control y transmisión de poder impuesta al mundo natural. Arriba la robustez planetaria que –con esas nubes dignas de Tiziano o Turner, cordillera de agua sobre la cordillera de piedra– ridiculizan la tímida geometría de los cables toscamente rectos. Y al medio, casi una humorada, haciendo de frontera, el panel de peaje de una autopista.
Por ese carril no se paga
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