sábado, junio 25, 2011

Se trataba de un mosaico de vidrio y cerámica que el artista Mike Patterson tardó nueve meses en ensamblar, bajo uno de los arcos de un puente en Encinitas, California. A un costado se leía "Salven el Océano" y en la imagen, una Virgen de Guadalupe en vez de volar, surfeaba. Lejos de ser un burla, ésta más bien comenzó a crear interés, respeto e, incluso, entre algunos creyentes, señales de adoración. A las autoridades no les gustó: ordenaron sacarla y ¡¡cobrarle al artista, aparte de la multa "normal" de US$ 500 por considerarla un graffitti, otros US$ 2.125, que fue lo que cobró un consultor de arte para evaluar como sacar la obra sin dañar el puente!! En el colmo de esa apelación a un literalidad que hace a cierta hipocresía en la cultura anglosajona casi tierna, un funcionario del gobierno municipal arguyó que la necesidad de sacarla se basaba en que algunos peatones podrían ser atropellados al caminar distraídos por la pieza. Cosa que, obviamente, los carteles publicitarios no hacen, podría agregarse.

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