martes, junio 14, 2011

Mal acostumbrados o, quizás, más bien necesitados de oponer peras a manzanas y lasagnas a sushis, Philip Hensher, crítico de arte del diario MailOnLine, se dedico a grabar el tiempo que las personas dedicaban a distintas obras en la Tate Gallery de Londres. ¿Qué descubrió? Pues que, entre Hirst o un Tracey Emin y un Singer Sargent o un Everett Millais, si de atención se trata, el público se queda por lejos con los últimos.

Hay mucha agua y muchos molinos metidos en el asunto (se puede arguir –por ejemplo– que la gente, de promedio, quiere sentirse reconfortada y sólo desafiada módicamente por una obra de arte y no perturbada de manera profunda por ella), pero resulta interesante la opinión de Fred Ross, del Art Renewal Center, en cuanto a un elemento central de mucho arte contemporáneo: "Es arte sobre el arte", en vez de pretender ser un arte sobre la vida (aunque, en muchas ocasiones, el arte conceptual pretenda, en un último dejo de romanticismo, que su discusión sobre percepción/acción, contextos y textos, que escape al menos de "esta" forma de vida o la cuestione duramente). Más sobre el tema, acá.

(Imágenes: Primera de arriba Study for Carnation Lily, Lily Rose. Lápiz sobre papel, 1885. Luego, cuadro final).


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