"Dame tú imaginación, si es que tienes más que un par de monedas de ella, buddy". El tahúr (¿o el sheriff?) de la fantasía nos apunta en el 261 del Boulevard Raspail, París. Es que si algo no escasea estos días en la Fundación Cartier son los aleteos de esa buena señora: un homenaje a Jean Giroud, alias (AKA) Moebius tiene lugar allí. Se celebra la obra de aquel niño al que sus padres llevaron alguna vez a México y –golpeado por la experiencia de lo mesoamericano– nunca volvió del todo y ha dedicado gran parte de su vida a entretenernos construyendo mundos, verosímiles e inverosímiles, con tinta y papel. Es cierto, desde los tiempos del Incal ha sido un buen poco olvidado por estas latitudes, pero lo importante es que él no nos olvida y nos convierte en personajes de sus mundos (quizá como miembos de su bestiario marciano) , a pesar nuestro.

(Vía Hugo Robles)

Y acá abajo, cuello mao en ristre, él:

El proliferador de mundos