jueves, septiembre 16, 2010

Si quiero por las estrellas
saber, tiempo, dónde estás,
miro que con ellas vas,
pero no vuelves con ellas.
¿Adónde imprimes tus huellas
que con tu curso no doy?
Mas, ay, qué engañado estoy,
que vuelas, corres y ruedas;
tú eres, tiempo, el que te quedas,
y yo soy el que me voy.

Góngora

"Modelo del mal decir, la maldición del barroco ya había contaminado los diferentes movimientos de las vanguardias históricas que habían cuestionado, en su momento, los parámetros armónicos de lo neoclásico. Con su dinámica de plegado de las formas y de la materia del lenguaje, la poética barroca no implica un yo lírico sino su aniquilación y, en este sentido, es antirromántica: no es la “expresión” de un sujeto, son las fuerzas del lenguaje las que se manifiestan a través del poeta. “Lo confusional en tanto opuesto a lo confesional”, como razona Néstor Perlongher (...)"

No se si es tan así, pero –en todo caso– deleitable el artículo de Pablo Fuentes sobre los sentidos de la escritura barroca clásica y el neobarroco latinoamericano.

Los secretos de la aguita con tierroca

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