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Ante la sospecha de que este blojeansnero servidor actuaría -cual héroe de esos que tienen algo que ocultar, una herida, un pasado conflictivo, una tara que también es don que los aleja del resto de sus iguales y les ha aportado una sensibilidad exquisita; o penan un crimen tan necio como irreparable, por lo cual se someten a todo tipo de pruebas en busca de la esquiva redención- desde una base lejana en el continente antártico; posteo esta imagen que muestra que el 9 de Julio, como al resto de la humanidad sita en estos arrabales, me arrastró a disfrutar de a nieve con la boca abierta sonrisa. Y, luego, a recorrer las calles de Buenos Aires bajo nevazón. Sin duda, primero (lo de recorrer y curtirse de frío), por una razón elitista: al hacerlo pasé a integrar el exclusivo club -apenas un puñado de miles- de quienes podrán contar en el futuro: "mira acá estoy en....el día increíble ese que nevó en Capital, que sabrás que nieva como una vez cada siglo". Luego, simplemente por experimentar aquel tesoro intenso: Buenos Aires, la tan querida, envuelta en nieve volando. Intenso por lo que decía de la fugaz, poderosa y sorprendente que es la existencia. Ergo, take it now!
Mi Polo Baires querido, cuando yo te volví a ver...
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