De la inconstancia de la opinión sobre la belleza: "En la década de 1860, persistía la opinión compartida que debe parecernos sorprendente, de que Botticelli limitaba su atractivo al elegir a mujeres feas. Una sólida historia de pintura publicada en dicha década describía a dichas mujeres como 'vulgares y sin belleza'. El primer inglés que pudo corregir esta opinión fue Swinburne en 1868. Lo que hasta ese momento se había llamado 'torpeza' se convirtió en una 'gracia lánguida y casi dolorosa', y esos rostros sin gracia adoptaron "una belleza enjuta e incorpórea, desgastada al parecer por alguna enfermedad o algún problema natural".(...) En 1870, Walter Pater publicó su famoso ensayo (...) en de The Renaissance (donde) admite que hay Madonnas que podrían parecer 'malhumoradas', pero están de acuerdo a 'un tipo de belleza no reconocido'. Incluso podría decirse que hay "algo en ellas oscuro y despreciable..., debido a las líneas abstractas de los rostros no tienen nobleza...y los colores son pálidos'. (....) Sin embargo, El nacimiento de Venus le recuerda a Ingres, cosa que lo hace moderno (...) En cierto sentido todas estas reclamaciones se pueden resolver en una sola, la reclamación de la modernidad. (...) Y las Madonnas son modernas al estar entristecidas y no alegres por lo que les está ocurriendo". Frank Kermode en Botticelli recuperado.
(Imagen, Chica sobre cama no dibujada)
Las vírgenes malhumoradas
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