sábado, junio 02, 2012

















Un Renault azul de la era predigital recorre una comarca de sierras y campos. Si, como dioses baratos o satélites espías hollywoodenses, nos alejamos para verlo en perspectiva descubrimos que no se mueve por Sierra de la Ventana, Huancalvillo, Nahuelbuta o Cadaqués, sino por un relieve todavía con más pliegues. Los del óleo:
 
















La "renola" va por entre y es parte de "Historia del Arte" de Ignacio Iturria. Obra expuesta en la vidriera de la Galería Praxis en Buenos Aires. Uruguayo, Iturria es de la idea de que "cada persona tiene tan solo tres minutos de lucidez por día. Siempre pienso que esos tres minutos no me agarren en una conferencia, que me agarren pintando".

















Y él se pone las pilas para que la lucidez lo encuentre enchastrado y enchastrando. En la obra en cuestión hay decenas de homenajes y reescrituras a muchos pintores del más varipinto origen. Uno (abajo) es Philip Guston. El abstracto (amigo del novelista Phillip Roth) que volvió a la figuración y fue excomulgado por esa iglesia.


































También hay referencias al comic (La Pequeña Lulú) y la publicidad de electrodoméstico de la era de gloria del capitalismo regulado.

















Y a ese gigante callado, el místico (abajo) que hizo de la naturaleza muerta algo más moderno que nunca, llevándola a un extremo de sus posibilidades: Giorgio Morandi.

















No falta el fútbol y las ramblas.
 
















¿Y el Llanero Solitario? (que caballo magnífico construido en un par de santiamenes).

 Es un cuadro delicioso, casi interminable. Las referencia a Miró, Picasso, Torres-García y ¿Matisse? abundan. Lo que se esperaría de alguien que piensa que pintar "es una decisión de vida, una decisión vocacional parecida a la de un cura, sabes que hay una cantidad de cosas que no vas a poder hacer".


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