Banksy atacó otra vez. Lo sospecha para los televidentes del último capítulo emitido de Los Simpsons comenzaron al ver –en las imágenes de la apertura– como un cuervo llevababa por los aires a esa rata ya tan conocida en Europa y se confirmaron cuando la firma del grafitero más famoso apareció sobre la cartelera publicitaria de Krusty, inmediatamente antes que pudiera observarse a Bart, castigado, escribiendo en la pizarra de su escuela (y no sólo en ella): Y must not write all over the walls (No tengo que escribir sobre todos los muros). Pero no se trató únicamente de un guiño. A continuación, Banksy no se privó de oscurecer (literalmente) las tintas y recordar a los fans de la serie qué ocurre en oriente (y no sólo allí) con el trabajo cuasi esclavo en las fábricas y las posturas conservadoras y xenófobas del canal de noticias de Fox (que emite Los Simpsons), apoyadas por su dueño, Rupert "Tiburón blanco" Murdoch. Autodesignado "libertario", Murdoch apoya los "teas parties" en EE.UU., aborrece la intervención estatal en la economía, es partidario de la plutocracia como forma de gobierno (la idea de que la gente rica debe influir de manera determinante sobre la agenda gubernativa, en su forma contemporánea) y últimamente ha estado en la palestra tanto por cómo su diario inglés News of The World estableció una red de escuchas telefónicas ilegales sobre famosos y las acusaciones que se le hacen de promover el deterioro de la televisión de la BBC en el Reino Unido (gracias a su amistad con David Cameron, el nuevo primer ministro) para que su canal privado logre dominar ese mercado.
Debo rayar todos los muros. Debo rayar todos los muros,...
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