miércoles, noviembre 12, 2008

"Chocó con el boclo que tenía por delante y que acababa de frenar en el intento de evitar embestir a otro. Cayéndose, pasó a llevar a uno rojo con un kouro blanco estampado. Ese giró y fue impactado de lleno por el de Freya. Desde el aire, rotando, cubriéndose la cabeza con ambos brazos pudo observar -la magia del sistema nervioso en un momento de peligro- con gran lentitud, como la columna de boclos se parecía a una bandada de pájaros amuchados que ven venirse a un predador: la ola de encontrones se expandía hacia todos lados. ¿Perdería la conciencia y vería su cuerpo con alguna pierna o brazo torcido desde el aire, uniendo, al menos por una vez, su mirada con la de ese Matt que lo cuidaba con su monóculo satelital como un dios piadoso, pero escaso de recursos? En pocos instantes lo sabría en la medida en que le fuera favorable la lotería de trayectorias de boclos, conductores, mochilas, zapatillas, celes, botellas de Aguas del Rayo y no pocos gansos domésticos, aleteando y cagando, que se entrecruzaban en una maravillosa muestra de por qué el mundo era necesariamente tan amplio y espacioso. La sensación de quemadura cerca de uno de sus hombros apagó toda reflexión en tanto la arenisca gruesa del borde externo de la carretera las oficiaba de freno final, permitiendo que el segundo de sus arcos de vuelo lo depositara sobre el campo abierto de la planicie.
De bruces. De rostro. De abrazo".

(Texto, frag de novela de Blojeans, que amenaza y amenaza como la tormenta que nunca termina de dejarse caer sobre Buenos Aires, pero... el clima está por cambiar).

Control de vuelo

2 Comentarios:

Blogger cecisz dijo...

que buenas ilustraciones hay en tu blog! pasé a saludar!

4:40 p. m.  
Blogger R101 dijo...

Gracias!

9:49 p. m.  

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