Grande como el sol, el sol tiene sus costumbres, que son tan poco conocidas como su piel (ver arriba). Hugo Robles, contínuo aportante, encontró este link http://www.boston.com/bigpicture/2008/10/the_sun.html, con una fotos que obligan a abrir la boca y producen una mezcla de maravilla, angustia, admiración y temor. Precisamente todas las cosas que se sienten, dicen, frente a la presencia de lo inefable. Lo divino. No es raro que durante milenios hayamos tratado a nuestra estrella como a una divinidad (eso que no la veíamos de cerca). Hagan doble click sobre estas imágenes y en el cuerpo algo les hará cuiqui.
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