domingo, septiembre 09, 2007

La belleza puede ilustrar un ideal, una perfección. O puede provocar, por su identificación con las mujeres (o más precisamente, con la Mujer), la ambivalencia consabida que proviene de la añeja denigración de lo femenino. Mucho descrédito de la belleza necesita ser entendido como resultado de la inflexión del género. La misoginia, asimismo, puede subyacer al impulso de metaforizar la belleza, promoviéndola así fuera del ámbito "meramente" femenino, de lo poco serio, de lo especioso. Pues si las mujeres son veneradas por ser bellas, se las menosprecia porque se preocupan de estar o mantenerse bellas. La belleza es teatral, está para ser contemplada y admirada; y la palabra puede aludir tanto a la industria (revistas de belleza, salones de belleza, productos de belleza) -el teatro de la frivolidad femenina-, como a las bellezas del arte y la naturaleza. ¿Cómo explicar de otro modo la asociación de la belleza -es decir, las mujeres- con la tontería? Estar preocupado por la belleza propia es exponerse a la acusación de narcisismo y frivolidad. Considérense todos los sinónimos de lo bello, comenzando por lo "precioso" y lo meramente "bonito", que piden a gritos una transposición viril...La belleza es parte de la historia de la idealización, que a su vez es parte de la historia de la consolación. Pero la belleza acaso no siempre consuele. La belleza del rostro y del cuerpo atormenta, subyuga; esa belleza es imperiosa. Tanto la belleza humana y la belleza creada (el arte) suscitan la fantasía de la posesión. / Susan Sontag en Un argumento sobre la belleza

Consuelos y concielos

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Que pedazo de labios! De donde bajaste esa foto?

4:50 p. m.  
Blogger R101 dijo...

No la bajé de ninguna parte: se cuenta el milagro, pero no el santo.

7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

si es asi, lo envidio enteramente.

2:51 p. m.  

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