domingo, agosto 13, 2006

Birthday pastries, carnal cakes

Los cuadros de Wayne Thiebaud se me figuran los de un Monet goloso. A simple vista tienen un aire impresionista. Hablando mal y pronto, sus tortas, pasteles, helados y golosinas varias podrían definirse como el resultado de sumar Monet + Hopper: dos luces, dos primas distintas, todavía parientes. Pero es un engaño: Monet quería pintar la luz. Y en Hopper la luz es de una diafanidad retorcida para acentuar lo que de solos tenemos todos. Thiebaud, en cambio, me parece que la usa como una lengua. Su paleta busca que mordamos con los ojos, dejando el momento del deseo, de la ansiedad a punto de ser saciada, titilando, en un presente eterno. "No puedes comerte el pastel y guardarlo intacto" reza un refrán de "sana sabiduría" que se repite mucho en las películas yanquies. Thiebaud hace arte intentando tal imposible.

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