Bueno, pensando en la naturalización del pop, la generación británica de Damien Hirst, encontró una salida distinta a la de la transvanguardia: más bién "plástico+zoología+sangre en el escenario". Acá están estos conejitos de Adam Fuss ("Amor"), por ejemplo, que suele trabajar con fotos de gelatina de plata. Todo bien, pero en alguna parte parece un callejón, muy poderoso, es verdad, pero sin salida.
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