viernes, mayo 05, 2006

Supernovas en cámara lenta


Una vez estaba en el Museo de Arte Moderno de Baires, ahí en los ladrillos de San José y ¡¡chunki!! me atrapa un cuadro: uno grande, más cuadrado que este que vemos arriba. Me acerqué hasta entrar de lleno en el campo gravitacional de sus colores (hay que inventar una palabra que imbrique cromático y gravitacional) y, de pronto, me empezó a pasar algo. Algo adentro. Una emoción. Pero corporal de cuerpo entero (un símil atenuado a lo que ocurre en otra circunstancias de concentración, pero interpersonales). Era agradable, aunque inquietante. Una metáfora algo berreta sería decir que varios megas de archivos sensoriales pasaban de aquel cuadro-zip a mi piel.
Era una obra de Karel Appel y por eso nunca más me olvidé de él. Murió ayer a los 85.

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