viernes, abril 23, 2010

Cuando la cartografía moderna separó las aguas del arte de medir de las del arte de imaginar (ennoblecer o denostar), los mapas se volvieron guías prosaicas en las cuales, a lo más, el tipo de proyección y uno que otro color eran la expresión del deseo, la locura o los sueños.

Pasaron alrededor de cien años para que un artista, Saúl Steinberg recogiera el guante (o el plano) y se diera cuenta que las fotos aéreas y satelitales habían dejado huérfanas a la pupilas occidentales, entrenadas durante tres siglos en ejes cartesianos X e Y, del arte del mapa-como-expresión, como herramienta para retratar pasiones y no sólo "posiciones".

De allí el gozo (abajo e imagen 4) que nos producen sus mapas, sus recorridos por esos otros territorios en que también nos perdemos. Abierto el cántaro, varios artistas han seguido sus pasos. Uno muy interesante es Paul Davies y los tres mapas de uno de sus insomnios publicados por NYTimes (imágenes de fondo negro). Porque, claro, en estos mapas tardomodernos si bien no –de promedio– tampoco hay monstruos, si hay monstruitos...









Estaba despierto, pero decía pelotudeces como si estuviera dormido, entonces...

1 Comentarios:

Blogger Fernando Sabio dijo...

che! que novedoso y bueno es este paul - gracias!

2:02 p. m.  

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