martes, enero 12, 2010

Debemos a Leopoldo Estol la creación del concepto "encuentros rohmerianos". Una chica sube a un colectivo y, conversando con un amigo X, se le pasa una parada. Se baja (molesta, sorprendida, resignada) y, al hacer el tramo de vuelta a la ruta tradicional, descubre un local en el cual –pongamos– venden miel o pantallas de lámparas. Está bastante cerca de su casa, pero nunca se lo había visto. Ya en su destino, piensa que estaría bueno tener miel, aunque sea verano, de manera que –al día siguiente– parte hacia el comercio y ahí (o a unos pocos metros) se encuentra con aquel viejo compañero de la secundaria o con ese desconocido que la observaba en un recital aburrido de hace seis meses y, claro, hablan: todo un mundo comienza a desplegarse.

"El encuentro rohmeriano no es cuando te topás con alguien en un viaje especial a Córdoba o Banfield, sino cuando el encuentro se produce gracias a una variación mínima de tús rutinas: cambiás de vereda o vas hacia la estación de subte por la calle paralela a la de siempre y te encontrás con alguien".

Es muy probable que Eric Rohmer hubiese aceptado el homenaje, no sin señalar que el mundo de las personas es el resultado de esas variaciones/decisiones sutiles, antes que efecto de grandes cataclismos.

Cineasta y, antes crítico de cine, su cine posee un encanto difícil de encontrar. Horacio Bernárdes lo ha definido así:

(No, no es que sus pelis seduzcan por la abundancia de piernas a plein air, como en "La rodilla de Clara", la primera foto de más arriba y esta de la escalera)...
"(...) Modernidad que, en Rohmer, se expresaba bajo la forma de una tensión entre lo real-contemporáneo (lugares, ciudades, regiones enteras de Francia) y construcciones ficcionales de matemático rigor, heredado de su propia formación literaria y sostenido sobre una red de relaciones, simetrías, contraposiciones entre sus personajes. “Sus personajes se la pasan hablando” fue uno de los reproches básicos que siempre se le hicieron a Rohmer, sin advertir que lo que definía a esas articuladísimas criaturas no era lo que le decían sino el juego de sobreposiciones entre lo que decían y sentían o hacían".

Juego que adquiere carácter sorprendente en "Mi noche con Maud", donde hay cero alharaca, cero melodrama, cero efectismo y, a la vez, intensidad y pasión (arriba y abajo)


Pero no sólo hay heroínas pulposas que resultaban más buenas (y heridas) que el pan, como la morocha Francoise Fabian (arriba), y otras católicas de piedra en el pecho que, después, resulta que han dejado la grande y, –aun así– se quedan con el premio mayor (la rubia de la foto en blanco y negro), sino también chicas moderamente neuróticas y muy módicamente bellas, que le ponen el pecho a la adversidad de la soltería veraniega, de rebote en rebote o de desinterés en desinterés, sin saber que lo que buscan es "El rayo verde" (abajo).

Es un cine que oscila entre un aparente verismo de día a día donde la verdad está adentro (de los personajes) y deja que seán ellos quienes descubran cuál es, y puestas en escena de presuntas narraciones de época, como "Perceval el Galo" y "Los amores de Astrea y Celadón" (2007, la última foto), que sorprenden.

Todo gran cosa. Arte.
Pues bien, Eric Rohmer ha muerto. A los 89. Como a toda la gente que uno quiere y admira, que nos ha acompañado y enriquecido, esto parece un mal pago.




El amante de la (bellísima) rodilla del cine

6 comentarios:

  1. Comie Ndopera5:58 p. m.

    me gusto la idea, el concepto, ahora puedo comprender todas esos desfazajes de la razon. gracias sr.

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  2. Cada día que me levanto "muero" por tener un "momento rohmeriano" en la jornada. Muy lindo homenaje a Rohmer, uno de mis cineastas favoritos. Gracias.

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  3. Anónimo5:46 p. m.

    I want not approve on it. I assume precise post. Specially the designation attracted me to read the whole story.

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  4. Comie, en una tiernamente célebre y tranquilizadora escena de la novela Drácula, que no siempre recogen las versiones de cine y tv, un personaje, creo que Van Helsing, conversa con el médico que controla el manicomio en el que está encerrado un servidor delirante del amante de hierro globular.

    Van Helsing (presunto): Pero lo que dice no parece tener ningún sentido.

    Médico: No se engañe, hay método en su locura.

    Asi, en nuestros deseos (siempre un poco excesivos, ya que tener deseos excesivos es la señal de que somos humanos) hay "método", una movilidad hacia un lugar llamado (imposible) cumplimiento...

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  5. Paulitzinhia, no hay de qué. Rohmer, como esas tías buenas y nada sosas, es querido por muchas razones distintas, pero la principal es porque –como ellas– sus pelis nos han dado o nos dan un lugar propio. Se me ocurre que a diferencia de otros cineastas que nos ofrecen identificáte o no con el personaje X, él nos da la posibilidad de identicarnos con cómo cuenta la historia

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  6. Anónimo, you want dislike or you dislke on Rohmer or the post?

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