sábado, agosto 09, 2008

Puede que la función de lo humano en el universo sea el ser la primera especie-especia: esto es, darle todavía más sabor, espontaneidad y diversidad a lo existente (aunque si de diversidad se trata, las bacterias son unas competidoras formidables, pero han tenido millones y millones de años de ventaja para ello). Pues bien, si de "variedades" se trata, arriba se encuentra Mia Wasikowska, la actriz ausi (australiana), elegida por Tim Burton para ser la primera "Alicia" cinematográfica del siglo XXI.

Mia no la tiene fácil. El país de las maravillas, al que se accede a través de siestas y cruzando al otro lado de los espejos, ha puesto a prueba y derrotado a predecesoras de fuste. Algunas pasaron la pasaron. La chica de arriba, por ejemplo. Ivy Sawyer, que ha dejado con la boca abierta a Blojeans. Asi como la ven -de unos 10 a 11 años- ya era una de las primeras Alicias del teatro. Luego se convirtió en cantante, bailarina de vodevil y actriz de Broadway. Fue estrella en obras de Irving Berlin, se casó con el actor Joseph Santley (uno de los primeros de cortos de Westerns), quien -convertido luego en director de comedias musicales- migró a Hollywood. Ivy dejó los escenarios en los años 30' del siglo pasado, pero vivió en California hasta...1999: ¡101 años!

Mia también la tendrá difícil si se la compara con la Alicia bastante malhumorada y rebelde (arriba) que el ilustrador inglés John Tenniel (otro que vivió un kilo y medio: 95 años y 362 días) convirtió en un ícono. Más fácil le será competir con la Alicia de la peli de Disney, cuya última encarnación vemos abajo en la carne de Beyoncé, parte de una campaña de promoción de Disney Parks, cuyas fotografías fueron obra Annie Leibovitz -una de la retratistas más importantes de la historia de la fotografía y pareja de Susan Sontag, santa de la devoción blojeansneana-


Atención: Leibovitz es el duende de anteojos y cabellera rubia del fondo (abajo).

Y ya que Burton ha sido el elegido para sacarle un vaso más de jugo lisérgico a la obra del reverendo Dogson (hombre que temía las corrientes de aire y ha sido acusado de pedófilo platónico), las preguntas se van hacia quiénes tendrán el resto de los papeles. En apariencia, Johnny Deep ha sido el elegido para tomar té derramándolo, como el Sombrerero Loco. Probablemente lo haga bien: tics y ropajes psíquicos de esos que conocen las comarcas de Excentria (a veces tristemente cercanas a los reinos de la Locura, pero siempre más amables y divertidas que ellas) le sobran.

Blojeans, no obstante, hubiera preferido que el rol se lo hubieran dado a Simon Baron-Cohen (abajo como Borat). Cabe imaginar que se habría hecho un festival. La vida da revanchas, Simon está trabajando nada menos que de Sherlock Holmes. ¿Que tal un enfrentamiento entre Sherlock y The Mad Hatter auspiciado por la máquina del tiempo del Dr. Who? Variedad, variedad, cuantas ensaladas criminales cometemos en tú nombre...

Alicia, patrona laica (y "loica") de los espejos

1 comentario:

  1. rodri estaba programando una funcion que calcule el determinante de una matriz y justo cuenta que lewis caroll le mando a la reina un libro que escribio sobre el tema, ya que esta le habia pedido que le mande mas libros porque se quedo encantada con alicia.."
    Este es el texto:
    Several accounts state that Lewis Carroll (Charles Dodgson) sent Queen Victoria a copy of one of his mathematical works, in one account, An Elementary Treatise on Determinants. Heath (1974) states, "A well-known story tells how Queen Victoria, charmed by Alice in Wonderland, expressed a desire to receive the author's next work, and was presented, in due course, with a loyally inscribed copy of An Elementary Treatise on Determinants," while Gattegno (1974) asserts "Queen Victoria, having enjoyed Alice so much, made known her wish to receive the author's other books, and was sent one of Dodgson's mathematical works." However, in Symbolic Logic (1896), Carroll stated, "I take this opportunity of giving what publicity I can to my contradiction of a silly story, which has been going the round of the papers, about my having presented certain books to Her Majesty the Queen. It is so constantly repeated, and is such absolute fiction, that I think it worth while to state, once for all, that it is utterly false in every particular: nothing even resembling it has occurred" (Mikkelson and Mikkelson).

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