viernes, agosto 29, 2008

Dicha. Calma dicha en el mar de la plenitud. Alegre siendo el cuerpo. Un recuerdo: Blojeans despierta estampado de espaldas contra una muralla fría, como son de fríos los muros, que no respiran ni arrellanan, friattura cual -como está en pieles mayores- incomoda. Sin embargo siente dicha. Mucha. Nadando en ese no se qué que se queda nadando. Más tarde. Tal vez minutos. O días. La comenta. "Neurotransmisores" le dirán con ánimo certificatorio, confundiendo los zancos con el vértigo feliz.

Seguramente, Lucila Belmonte, Elio Meneghello, Juan Ellena y Matías Pepe tienen el pasaporte de la vida con algunos sellos mostrando que alguna vez visaron en la fronteras de la dicha. Y vuelven gesticulando, colores, desde tal comarca.

(Sala Lavardén, en Rosario, Argentina. Abre el jueves 4 de septiembre).

Nadando en ese no se qué que se queda nadando

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