Hace tiempo que quería colgar esta foto, lo suficiente para haber olvidado que existía (es una instalación del artista británico Nathan Coley, finalista del polémico e incitante Premio Turner). Verla lo pone a uno un poco triste. De alguna manera decir que no habrá milagros, supone una afirmación de un mundo sin ellos (un mundo que el máximo de sobrenaturalidad que podría contener proviene de un dios que existe y no los realiza, por ejemplo). Y, claro, la vida suele ser lo suficientemente dura para que tengamos nostalgia de los milagros. O, al menos, del sentimiento de que a veces deberían ser posibles.
No habrá milagros aquí
me encanta lo que escribiste.......
ResponderBorrara veces deberían ser posibles.
los milagros