Todos estaban relajados, pero detectó ironía en el vozarrón con la respuesta del mecánico.
-Muy siempre. Sino, que más mierda, jamás repararías nada, kiri. Gracias a nuestra insistencia Ratura no es otra ciudad dependiente de la clemencia de la administración central. Además, Dios hizo el mundo en siete días, quizás por eso lleva miles de millones de años en mantenimiento.
Por medio de la pérdida de ataduras que había comenzado a sentir en respuesta a la desaparición cada vez más aguda de todo su mundo convencional, pensó que aquello era correcto: la vida se comportaba como un equipo de mantenimiento que se toma sus libertades. Demasiadas.
Sr. Salm, siempre gerente, fue menos poético:
-Eso pasa porque gente como tú ni nadie ha logrado abrir un canal de conversación claro con Dios. En los de las religiones siempre hay tanto ruido en la línea que al final se oye cualquier cosa.
-No pondrás a prueba al señor, tú Dios. De sus ocupaciones no sabemos ni debemos saber.
-Entonces, a falta de de respuestas a preguntas que no deben tener respuestas, necesito ahora mismo que me prestes la cuerda limpia a La Angélica, cranki.
-¿Seguro qué quieres ver a la leyenda?
(Fragmento del capítulo Almacenes Jack de Scratch)
Scratch
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