viernes, junio 15, 2007
Un, dos, tres, muchos mundos...
El mundo, y el mundo del arte también, es un sistema ecológico vasto y precioso donde nadie sabe para quien trabaja (o dónde se trabaja -sin saber-, más allá de las intenciones, con efectos de los más inesperados). En esa línea, el ojo fotográfico de Daniela Villalba descubrió un taller mecánico (garage en otras geografías) de Buenos Aires, donde, en vez de chicas de delanteras portentosas y colas damascenas, está repleto de...obras de arte: pinturas, afiches y hasta experimentación tan humorística como salvaje (ver cáscara de banana pegoteada, arriba a la izquierda). Documentando tal anécdota, ella logró -sin embargo- algo que probablemente iba más allá del deseo de registro original, un retrato soberbio e inquietante en el cual, más allá de las poses, podemos observar un registro casi "nalgondiano" del adentro los retratados y que muestra, Blojeans lo sostiene desde la primera hora, que hay una artista posible detrás de obturador.
Me asusta un poco ese taller: es como que quedaria pintado en San Telmo y con turistas sacandole fotos elogiando la originalidad, la cultura y el ingenio argentino. Claro porque son turistas. Uno en su lugar no podria hacer otra cosa
ResponderBorrarClaro, Rodrigo, hay algo en esas miradas que asusta. Lo llamativo
ResponderBorrar-y que muestra que se trata de una situación del mundo "real" y no de la filmación de una peli, por ejemplo- es que "lo asustador" corresponde a diferentes registros en la expresión de los retratados.