El workshop de Martín (Kovensky) volvió a desplegarse en la Casa de Oficios de la Papelera Palermo el fin de semana pasado. Blojeans -corto y perezoso, pero fiel- volvió a estar presente y a enfrentarse con la pesadilla/epifanía del retrato de figura humana con el cual se comienza, donde uno se da cuenta de que cada cuerpo y rostro son un planeta lleno de signos, líneas y volúmenes (Sebastián, arriba), frente a los cuales ...
...sólo plantearse la representación del pelo (María) conlleva la necesidad de sentir cierto placer cinético en marcar el papel con cada línea, ya que se intenta un imposible. Uno sencillo, ya que el espacio exterior se manifesta tan complejo como el interior y haya que aprender algunos trucos como éste:
para recrearlo. Pero el esfuerzo, tanto boceto fallido, nos conecta con una estética "martiniana", dónde el error, el roce, la fricción, el fracaso -de pronto- son puertas a un descubrimiento:
y, de cuando en vez, algo vivo traemos al mundo que, nos guiña, nos dice "gracias" y se va a hacer sus cosas.
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