La presunción de que usando una máscara puedo actuar como otro, supone la idea de que el parecerme a mí mismo es lo que me obliga a ser yo mismo. Es decir, que me reconozcan es lo que me impone ser como me han conocido. O sea a fingirme. Provoca un dejo de inquietud enterarse que se trata de una especie de inercia. La ironía es que son las circunstancias la que ponen a prueba la consistencia de mi personaje. Que somos muchos por dentro y tenemos que elegirnos día a día (eso, si la sociedad y el inconciente nos dejan).
Fotografía que forma parte de la exhibición "Máscaras de las Américas" en la galería Throckmorton de Nueva York. Viajeros con dólares en el bolsillo, abierta hasta el 10 de marzo.
Yo utilizo a Pancho para mostrar uno de los tantos que viven adentro:
ResponderBorrarhttp://elmonteanalogo.blogspot.com/
saludos!
El otro día, hablando con SyP, me enteré que vos sos, aparte de R101, el que aparece más de una vez comentado en su blog como su gran amigo Rodrigo, y que a su vez sos al que una vez le dejé un mensaje en un post "marciano" que me había llamado mucho la atención en medio de otros post, y ahora, clickeando al azar en tus archivos encuentro esta reflexión sobre las máscaras y la consistencia de nuestro propio personaje.
ResponderBorrarJusto hoy, que hace escasas horas me encontré hablando sobre la importancia de la firma en lo que uno hace, del detalle de poner o no el nombre en lo que decimos, pensamos o hacemos...
Interesante el cruce. Interesante tu reflexión sobre la identidad.
(no sé si este mensaje quedará perdido en el tiempo o te llegará. Pero me parece que tiene sentido dejarlo acá y no en los post actuales)
A mi me pasa que suelo ver el mundo interno como un Parlamento en contínua ebullición, dónde se vota constantemente qué y cómo hacer. Me gusta, y lo puse en algún post, la teoría -que es de Christopher Bollas- sobre "el estado fascista de la mente". Dice que en la mente de todos nosotros está siempre latente una "posición" de fuga frente a la complejidad del mundo y de la vida. Digamos el descanso de caer en la tentación de que todo sea blanco y negro, o rojo y azul. No se si viste, como esas personas que te dicen: "No te compliqués porque yo te lo aclaro". Y, a continuación, te dicen boludeces como "Acá no encuentra laburo el que no quiere laburar",...etc". La pregunta sería donde queda el "yo" en medio de estas máscaras (defensivas o agresivas) y partidos internos. Mi respuesta simplista es que, dado que recibe los cachetazos y las puteadas, y puede, penosamente, reflexionar sobre su circunstancia, es el yo (o sea Yo), es él quien debe tener el mando. Quien debe preguntarse ¿me estaré mintiendo? ¿qué trataba de hacer cuando hacía tal cosa? Digo, somo complejos, pero sólo el yo puede darse cuenta de que toda identidad lo es. Y, nuevamente, quizás sólo él puede alegrarse y divertirse al notar sus contradicciones, el resto de las "protopersonas" que viven dentro nuestro no son libres de hacerlo...
ResponderBorrar¿Pero no es justamente el yo el que, por "dar la cara", busca munirse de máscaras para fingir consistencia frente a los otros (y dar cuenta lo menos posible de lo que ese Parlamento debate y pelea por dentro)?
ResponderBorrarEs verdad que, de todas formas, sabemos de las posiciones de nuestras "protopersonas" (me gustó esa imagen), porque el yo busca sentido, pregunta, confronta posiciones y, como vos decís, hasta puede llegar a divertirse con las propias contradicciones. Pero, qué se yo... me parece que habitualmente el que se hace "responsable" de ese fingirse -del que hablás en el post- para SER como nos conocen los otros, es justamente ese Yo (al que le cuesta horrores perder consistencia y "seriedad").
A mí no deja de sorprenderme siempre la fuerza que tiene el imperativo de consistencia que nos imponemos generalmente frente a los otros (esos a los que solemos ver más "sólidos" que nosotros mismos, simplemente porque las voces internas de sus propios parlamentos son silenciosas a quienes no estamos ahí escuchándolas o padeciéndolas), no? Con eso tenía que ver lo que comenté antes que venía hablando sobre dónde uno pone el propio nombre, y dónde no...
[no leí a Bollas, voy a ver si encuentro algo para empezar a conocerlo]
Claro, lo de ponerse máscaras es porque es el yo quien siempre va detrás de esa banda de música que nos hace bailar todo el día: los ideales. ¿De dónde salen? "Aquello por lo que uno es amado por su familia acaba siendo su destino", dice Adam Phillips. Que tb escribe: "...puede ser útil considerar pensar en nosotros mismos como actores múltiples, considerar que nuestros mundos internos consisten más en una novela que en un monólogo: cada personaje, o cada parte de nosotros mismos, tiene proyectos distintos y criterios distintos para evaluar el éxito...de ello se sigue que el éxito y el fracaso son inextricables". O sea cuando obtenemos algo que queremos, para otra parte nuestra puede ser algo decepcionante. Y aquí se unen ambas cosas: es de nuestras familias o de nuestra lucha con nuestras familias que obtenemos nuestros ideales y "es sorprendente cuán tiránicos pueden llegar a ser". Como las máscaras.
ResponderBorrarSi hablamos de máscaras e ideales por cumplir, creo que "Confesiones de una máscara" es una joyita dentro de la narrativa contemporánea. Lo leí por primera vez hace muchos años. Lo releí hace no tantos. Pero tengo pésima memoria para recordar pasajes con exactitud (y a veces hasta nombres o títulos de aquello que, de todas formas, pudo haberme impactado y mucho).
ResponderBorrarLo busqué en la biblioteca, a ver qué encontraba, y comienza así:
"Durante muchos años afirmé que podía recordar cosas que había visto en el instante de mi nacimiento. Cuando decía eso los mayores, al principio, se reían; pero luego se preguntaban si intentaba burlarme de ellos, y miraban con desagrado la pálida cara de aquel niño tan poco infantil. A veces lo decía en presencia de visitantes que no eran íntimos de la familia, y, en esos casos, mi abuela, temerosa de que me tomaran por idiota, me interrumpía secamente y me ordenaba que fuera a jugar a otra parte."
Por supuesto que no recordaba el comienzo. Pero sí... la familia ya estaba ahí.
Una idea: Más que máscaras, usamos "mascarones de proa" para surcar las aguas amenazantes de la existencia.
ResponderBorrarotra idea: "todo el año es carnaval" es una frase que bien podría haberse acunado en medio de una reflexión sobre nuestro andar por la vida como si viviéramos siempre en medio del carnaval de Venecia
ResponderBorrar(ahora... ¿viste?, hay máscaras y máscaras...)
http://images.google.com.ar/imgres?imgurl=http://www.cristiancabrera.com/expoeuropa/imagen/IMG_1498.jpg&imgrefurl=http://www.cristiancabrera.com/expoeuropa/IMG_1498.htm&h=600&w=400&sz=468&hl=es&start=150&um=1&tbnid=khRSUoH_kC3SlM:&tbnh=135&tbnw=90&prev=/images%3Fq%3DCarnaval%2Bde%2BVenecia%26start%3D140%26ndsp%3D20%26svnum%3D10%26um%3D1%26hl%3Des%26sa%3DN
ResponderBorrarhttp://newsimg.bbc.co.uk/media/images/40808000/jpg/_40808615_venecia.jpg
ResponderBorrarasí nos vamos encontrando, uno a uno.
ResponderBorrary nos cruzamos, nos saludamos, nos ofrecemos,
reverenciamos.
nos ignoramos, nos buscamos, nos dejamos descubrir.
nos ocultamos.
http://youtube.com/watch?v=ZSp6ryxYUWU
Un cachin siniestras las mascaritas ¿no? El carnaval de venecia moderno me late siempre un cachín "oscuro"..
ResponderBorrarpuede ser, pero me parece que mucho tiene que ver la "puesta" con el requiem como música de fondo...
ResponderBorrarcuando encontré aquél, también encontré éste, del mismo carnaval y verás que conviven la biblia con el calefón sin ningún problema:
http://www.youtube.com/watch?v=MP53Q9DFXwc
("sí, sí...ya se que es un baile de máscaras, pero ¿qué música están tocando?")
y hay fiestas sin máscaras.
ResponderBorrary encima con buena música, chocolates y baile hasta el amanecer, como la del otro día.
fue un gusto conocerte, blojeansnero, se la pasó bien, no?