...por la cual no suelen entrar plumas ni volando solas ni volando acompañadas, aunque sí está al lado de un patio de edificio donde unos gorriones se dedican todas las mañanas a dirimir sus complejas relaciones de jerarquía y aprecio -mientras yo todavía sueño que hago un gran esfuerzo para subir volando a un estadio-edificio, cerca de un bosque, en el sur de Brasil, donde un grupo dan un recital con baterías electrónicas- y quiero matarlooooosss.
Epifánica, la pluma... Ciertamente mejor que una lluvia de plátanos orientales... Acá en Valparaíso el viento los arrastra y dispersa provocando toda clase de alergias en la población... Si no fuera por olor a café de la fábrica Tres Montes...
ResponderBorrarjajaja me encantó eso de dirimir su jerarquía...es genial!
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