Vi una imagen diminuta de él en un rincón casi bodega del stand de la galería brasileña CASATRIANGULO, en la última ArteBA. El galerista me dijo que
Alex Cerveny era de la generación de Leonilson. Eso puede significar mucho o nada. Anoté su nombre. Luego perdí la tarjeta, pero no la emoción que me produjo. Hasta que su nombre volvió de los mares (benéficos o maléficos) de la amnesia y el desorden de mi casa. No se por qué, pero se que -como el gran leo verde amarelho- él me emociona.
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