¿Sentir el sabor picante de una obertura de Wagner? ¿Tropezar y caer al suelo debido a los colores de la Catedral de Rouen de Monet? ¿Ver el destello del grito de una hinchada en el segundo del gol? Todas experiencias que sólo pueden vivir los sinestésicos. Esos políglotas de los sentidos, los agraciados/desgraciados cuya experiencia sensorial se superpone.
Alex Dragescu (http://www.sq.ro/index.php) nos ofrece la posibilidad de entender y disfrutar levemente ese estado con su arte. En la obra de más arriba convirtió los sonidos del Trío en C Major para piano violín y cello, de Mozart, en un sistema de formas y colores. O sea, asi (aunque un poquito más "sucio" me atrevo a decir) se vería un Mozart si tuviéramos ojos para la música.
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