Real, realmente grande
Amor y/o localismo, no lo sé; cuando recibí -en un mail- la imagen de arriba pensé que el teleobjetivo que habían usado para acercar la iglesia luterana en la frontera de La Boca con Parque Lezama y el ex-Divino, en la otra punta de los docks de Puerto Madero en Buenos Aires, era realmente titánico. Pero no, me desasnó mi amigo Dani Lorenzo (autor de la imagen): acababa de llegar de Australia. Así, las caracolas esas de atrás pertenecen a la Opera de Sidney. Por varias razones, es bueno recordar de vez en cuando que el mundo externo sigue siendo realmente grande y que en él, pueden encontrarse algunos amigos y afectos recorriéndolo: tan perplejos, entusiastas e inciertos, como uno.
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