Como una primavera huachita, irregular en su período pero constante en la certeza de la reaparición, el WS de Martín ha vuelto por dos días. Florecen entonces los dibujos. He aquí un retrato que le hice a Silvina, bastante bien dotada ella para los afanes de la tinta y el grafito, pero que confiesa sufrir un mal terrible: no puede dibujar nada en absoluto si no es siguiendo una orden o una consigna impuesta desde afuera. Las trampas que nos hacemos son así.
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