Pepe Donoso lo decía: Santiago es un jardín, un artificio por demás exagerado en su pretensión de naturalidad. En verano, el sol se queda semanas enteras, sin vacilar, en el cielo. Los aspersores y mangueras sisean. Crecemos de modo que tal seseo de labios húmedos por obligación se integra a los sueños despiertos de los que ya no hacen siesta ninguna.
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